

La actriz María Barranco, al hilo de su interpretación en el último trabajo de Mañá, La vida empieza hoy, confesaba en una entrevista que gracias a su formación interpretativa esta directora cuida a sus actores y no los trata como "muñecos". No en vano, al frente de un sólido reparto, con Elizabeth Margoni a la cabeza, en Sexo por compasión consigue que la profundidad de sus personajes no quede eclipsada por la popularidad de actores tan reconocibles como Álex Angulo, Pilar Bardem, Mariola Fuentes o Pepe Sancho. En este plantel de figuras, debo reconocer mi debilidad por una Elizabeth Margoni que hace increíblemente creíble un personaje como Dolores, esa católica ferviente que, impulsada por sus deseos de amor al prójimo acabará regalando lo prohibido... hasta el punto de convertir el pecado en una obra de caridad. Margoni es el cuerpo generoso que irradia dulzura yla voz que en cada frase entonada seduce al modo de un canto de sirena. Su cara angelical y esa resignación bondadosa que consigue transmitir constituyen gran parte de su acierto interpretativo. Todo ello, sumado a la atemporalidad de la narración y a unos personajes tan cautivadores y fantásticos como la vieja Leocadia -obsesionada por retratarse cada mañana en una nueva fotografía-, la lospareja de enamorados sin más ruegos a San Antonio que valor para confesar sus sentimientos y ese displicente universo masculino -que emplea como pilares el papel del cura y el del marido- corroído por la santidad de Dolores. Todos estos personajes sustentados en el áurea de la protagonista, cuya capacidad de entrega parece no tener límites, recrean un cruce de relaciones hilarante hasta el punto de que la acaban elevando a la categoría de mártir. Una mártir moderna que carga con abnegación las patologías de sus singulares vecinos.En el apartado técnico, el realismo mágico se refleja en un juego de luces que recuerda la fábula y el oportunismo que Victor Fleming empleó en El mago de Oz, pasando de una vida en escala de grises a otra de intenso color motivada por la hilarante acción de los personajes. Con este tipo de rasgos, Laura Mañá muestra que es atrevida y eficiente, adjetivos que no siempre van de la mano. Y es que Sexo por compasión es una comedia en la que no sólo se habla de un guión cuidado y de unos protagonistas perfectamente definidos, sino que tratamos una composición de planos pictóricos en los que la fuerza de la imagen sustenta la narración sin necesidad de diálogo, como muestran los primeros minutos de la película.
En definitiva, en su faceta como realizadora Laura Mañá es imaginativa y soprendente y hace al espectador partícipe de un mundo interior rico y profundo. De una indudable calidez, esta ópera prima consigue una factura envidiable definiendo las pautas de un estilo propio, que muchos no han sabido proyectar a lo largo de toda su vida profesional. Tierna, fantasiosa y cómica de principio a fin, Sexo por compasión es una excelente ventana por la que contemplar el cautivador universo de esta directora.

Día, pues, para enredarse a la manta y emborracharse de caldo, para tener al fuego la cafetera y dejar que sus jugos nos abrasen por dentro mientras el viento hace lo suyo arañando los cristales, recordándonos su irreprochable inmensidad. Y es en ese recogimiento, en esa búsqueda de protección hogareña es cuando nos subimos a lomos del otoño sin calentamiento ni preámbulos. Por una vez, parece que los preliminares han perdido todo el romanticismo y que, vareados por el bufido otoñal, hemos abrazado el equinoccio con la intensidad de un reencuentro frugal que apenas acontece una vez al año y que, como todo lo realmente bello, es común a todos los mortales.
¿Que por qué me gusta el otoño? Porque nos pone un paso más cerca de una nueva primavera.
Y es que este siciliano nacido entre los años 495-490 antes de Cristo sentó las bases de uno de los grandes descubrimientos más notorios sobre el funcionamiento del ojo humano: Los conos y los bastones, que son células fotosensibles que forman parte de nuestro órgano visual. Los primeros, son los encargados de captar las diferencias cromáticas -basadas en distintas longitudes de onda para los que están "especializados"- y los segundos, captan la luminosidad, lo que nos permite ver por la noche y lo que explica que en bajas condiciones de luz no distingamos colores (los conos inhiben su acción). ¿Y cuál es la conexión entre estas células y Empédocles?